“Anoche soñé que volvía a Manderley”
De ésta manera, Daphne du Maurier en su novela y, posteriormente, Alfred
Hitchcock en el cine, nos envuelve en un universo aparentemente idílico, con
rosaledas y caminos bordeados y rododendros, y con unas praderas preciosas que
terminan en una pequeña cala. Pero, por desgracia, no todo en la vida es tan
idílico, sino que termina siendo una constante incertidumbre mientras se sigue
la historia.
Es curioso, la primera vez que vi esa película me enamoré de
ella, pero lo que nunca imaginé es que bastantes años después me sentiría tan
identificada con esta novela gótica del siglo XX. Y así es como empiezo este blog, de la misma manera que la
Señora de Winter recorrió por primera vez esa maravillosa casa, con miedo, con
incertidumbre, deseando tener mejor aspecto, pero con paso firme y deseosa por
demostrar que ella lo vale.
No pretendo nada con éste blog, bueno sí, sólo pretendo una
cosa con éste blog… y es aportar algo bueno en éste mundo que nos rodea…algún
truco, alguna pequeña idea, unos minutos de tranquilidad frente al ordenador…
algo pequeño, un momento insignificante tal vez, un detalle… pero es que la
vida está llena de esos pequeños minutos que nos hacen felices, no todo el
mundo es igual, las diferencias son pequeñas, pero son esas pequeñas
diferencias las que nos hacen especiales, y si a alguien le parece, por un
pequeño minuto, especial este blog… habré ganado.
Así que sin más…pasen a Manderley y póngase cómodos, porque
esta pequeña historia acaba de empezar.
Para Fran... Tú sabes porqué