jueves, 21 de agosto de 2014

La realidad de Bella.

Definitivamente ya no me fío ni de mí misma.

Veréis, iba yo a comprar un cargador portátil para mi móvil.
Sí, porque la vida es así de injusta, porque ya no duran los móviles "ná de ná". Porque tienen aplicaciones para todo, sí, pero lo que les falta es batería, se gasta muy rápido, y que conste, mi móvil no tiene mucho tiempo, es un bebé el tío. Entonces luego ocurre lo inevitable, que vas, como en mi caso, con un cargador en el coche, un cargador en casa, un cargador en el bolso, un cargador en la oficina (No sé cuántos cargadores tengo, por Dios).


Bienvenido a mi maravilloso mundo de los cargadores.

Bueno, volviendo al tema, que fui a comprarme un cargador portátil y ocurrió la gran tragedia de mi vida, sí, de esas que te destruyen el alma (bueno, no tanto, es que hoy estoy muy trágica), vi dos que me gustaban.

No sé si alguna vez lo he dicho, pero en ocasiones, veo muertos... que noooo lo que ocurre es que en ocasiones creo que mis pensamientos van más rápidos que la velocidad de la luz, llegando hasta el infinito y más allá.

La verdad es que uno era muy muy bonito y el otro era feo, sí, feo con ganas, pero era mejor. Para más inri, tenían los dos el mismo precio. Y aquí estuvo el gran dilema de mi vida, en plan...¿cuál de ellos me llevo? ¿ El feo, pero feo, aunque bueno... o... el bonito, con un tacto increíble y más malo? Y entonces empezó la gran decisión que decidiría mi futuro: yo era un pequeño saltamontes con dos caminos y debía recorrer uno de los dos. A mi izquierda, un camino seguro, firme pero gris, a mi derecha un camino más largo, más pedregoso, pero con florecillas. Yo, que ante todo soy buena hija, pensé en mi madre y sus palabras, "hija mía, lo bonito está en el interior" y por lo tanto, viajé a mi niñez, yo, una pequeñaja viendo totalmente abstraída la película de la Bella y la Bestia... en el momento en que la taza canta la canción y ellos bailan en el gran salón... Bella, con un precioso vestido dorado y él, bueno, él también iba vestido.


Y dije: "venga, el feo". Mi acompañante en tal aventura respiró aliviado ("al fin" pensó él), muestra inequívoca que señala lo poco que me conoce.

Y allí con paso firme fui a la caja, creyendo que estaba totalmente decidida... pero no, paro, me doy la vuelta, vuelvo, y cojo el otro, voy a la caja con paso firme y de repente hago la misma jugada, y otra vez la misma historia. Nerviosa, me he dado cuenta de que ya estaba perdida, sí, porque me llevara el que me llevara me iba a culpar, así que he vuelto, he cogido los dos y me he ido a la caja, alegre por tal decisión, "bien jugado" me decía para mis adentros. Pero de repente pensé... "¿estás loca o qué? Decide, coge uno y vete, ¿que vas a comprar dos? Que sólo te hace falta uno", (bueno, la verdad es que ya llevaba tres, es que ví otro cargador de coche que me venía bien y lo cogí entre tanto trayecto). Y de repente, me quedé parada, uno en la mano derecha, otro en la izquierda, yo para mis adentros: elige, el camino rocoso, las florecillas del otro, la película de Disney, uno en la mano derecha, otro en la izquierda, la Bella, mi madre, uno en la izquierda, otro en la derecha.... y de repente mi acompañante me toca la cabeza, yo, absorta, lo miro y el dice: "Anda, llévate el bonito". En su voz se notaba la desesperación de una larga hora de espera ante una decisión tan pequeña en comparación con los verdaderos problemas del mundo... y sí, me llevé el bonito.

Éste es el culpable de mis indecisiones y el ganador

Y así me vine, reflexionando sobre mi vida, de cómo yo sentía que era una mujer profunda y demostraba ser una hipócrita, machacándome a mí misma, y de repente toda la película de Disney pasó ante mis ojos mientras yo iba de copiloto dirección a Manderley. Entonces me dije...un momento.

Prueba A: Primer beso de la pareja

Veréis, Bella no besa a la Bestia hasta que se transforma...¿Casualidad o estrategia de mujer?




Porque no nos lo vamos a negar, al final Bella se queda en un gran castillo cuyo dueño es su pareja, con criados, con un guaperas de 1,80 por lo menos, rubio, ojos azules y cuadrado. ¿Por qué no lo besó cuando tenía tanto pelo? ¿eh? ¿Por qué no lo hizo?.


Y también pensé en mi madre, la mujer que me compraba las mismas zapatillas de deporte tooooodos los años, Dios, como odio desde entonces los                J´hayber, que yo no sé cómo serán ahora, ya que mi ignorancia a tal tema es fruto del odio extremo que les cogí en su época, que yo no digo que sean malos, que eran buenos, mira que les hacía de todo a ver si se rompían y nada, allí seguían intactos, riéndose de mí por no conseguir mi cometido (anda y que les piiiiiiiiii). Y ya, para colmo, todos los años el mismo diseño comprado en septiembre para el nuevo curso escolar. Mientras, ella se compraba, según decía, "lo que le sentaba bien". Y sí, para quien se lo pregunte, yo iba hecha un cristo hasta que pude ganar dinero para comprarme lo que me gusta.


Así que, mientras subía las escaleras de Manderley, me solté el pelo en plan femme fatale, moví el culo sinuosamente y pensé... "Bella, que te den".



P.D.: Sé que ésta última reflexión puede ser una manera de auto-engañarme por la compra realizada, pero, francamente querid@, me importa un bledo.



jueves, 7 de agosto de 2014

Mi jarrón desigual DIY

Hola visitantes:

Desde que vivo en Manderlay, he de decir que quiero cambiar muchísimo la decoración. Yo soy una persona que estoy muy interesada en todo lo referente a tal tema y me encanta
hacer cosillas.

Ésta idea que quiero dar hoy es en realidad un pequeño ejemplo de todas las cosas que se pueden hacer con un poco de imaginación, con poco dinero y una tarde sin mucho que hacer.

Os cuento como surgieron las cosas. La verdad es que necesitaba un jarrón para un rincón de una habitación y busqué por varias tiendas, pero, sinceramente, todo lo que veía o me parecía muy caro o no me terminaba de convencer, así que, como es habitual en mí, me puse en plan Scarlett O´Hara y pensé, a Dios pongo por testigo, que tendré un jarrón que me guste.

Taráaaaaa taraaaaaa..... (sí, soy muy peliculera, lo sé, mi madre me hizo así).
Para ello me fui a casa pensando qué podía hacer, ya tenía decido que decoraría yo el jarrón.

Así que me fui a una mercería cercana y compré los botones sueltos que me gustaron para éste trabajo (a un precio simbólico decía la dependienta, francamente, a mí no me pareció tan simbólico). Compré de todas las formas y tonalidades distintas del mismo color. También compré un jarrón muy sencillo de cristal en otra tienda y me fui a casa.



Lo único que tuve que hacer es enchufar mi pistola de silicona y limpiar con alcohol el jarrón.

Una vez ya habia preparado todo, fui pegando los botones a mi parecer y... voilà, mi jarrón ya estaba terminado.


Deciros que me encantó mi jarrón "desigual"  por éso estaba deseando contároslo, creo que es una buena técnica y que queda muy resultón, puede valer para decorar el cuenco para dejar las llaves o en cajitas... yo, desde ya os digo, que esperé un par de meses para escribir éste post para ver si los botones perduraban en su lugar, y por ahora es así y no creo que se caigan.


Os animo de verdad a probarlo porque..... Funciona!!!!



P.D.: Quiero agradecer todas las visitas que tengo al cabo del día, muchísimas gracias, y para vosotr@s: