jueves, 27 de febrero de 2014

¿Qué pasaría si juntáramos a las princesas y WhatsApp?



Sólo saludaros y dejaros la fusión de mis dos últimos posts.
¿Qué ocurriria si una princesa Disney se hiciera WhatsApp?




miércoles, 26 de febrero de 2014

Whatsapp se cae y el mundo se desploma




El pasado sábado se cayó WHATSAPP y mi mundo se desplomó. 




No sabía qué hacer, probé durante los primeros cinco minutos desde que me di cuenta a mandar mensajes en plan:

             Maxim  19:25
             Maxím 19:25
    Probando… 19:26
uno, dos tres…19:26


Y de pronto me percaté, qué obsesión la mía y qué raro todo sin whatsapp… y en ese momento de desconcierto, recibí de una amiga algo que no había recibido en semanas: ¡Una llamada!

El mundo giraba muy rápido alrededor mío, no sabía exactamente dónde estaba, la vida parecía tener otro sentido…”pero, pero, pero… ¿esto qué es?

- ¿Si?... (Estaba nerviosa)

- Señora de Winter, no va el Whatsapp.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOO!!!!!!!!!!!!


Es curioso como el ser humano se acostumbra a algo tan fácilmente. Y la manera en que una aplicación cambia tantas cosas (yo he llegado a estar en mi casa y recibir un whatsapp con: “la comida está lista, vente a la cocina ya”).




Y en realidad no me hace tanta falta, te facilita la vida si, pero no es tan necesario como nos creemos. Y eso me hace pensar en tantas cosas que tenemos y que en realidad no necesitamos, cosas que decimos: “sin esto no puedo vivir”. Señores míos, somos yonkies de lo prescindible. De tantas y tantas cosas: consolas (bueno, consoladores sí), móviles “ultramegasónicos” de pantallas descomunales (hemos dejado de llevar ladrillos a llevar azulejos), televisores en todas las habitaciones (he visto casas con televisores hasta en el cuarto de baño), blurays, home cinemas, taitantos canales que repiten siempre la misma programación (porque pertenecen a las tres mismas cadenas), que yo he empezado a ver una peli un domingo noche y la he terminado de ver un jueves tarde en otro canal, y tantas y tantas cosas…



¿Y nuestra juventud? Yo he vivido la época en que nos pasábamos notas en las clases, ahora se mandan whatsapp, veo a los niños con los móviles enganchados intercomunicándose entre ellos sentados en el mismo banco. Chicos que utilizan la calculadora para calcular 2x3 (una vez vi a una chica multiplicar 7x1 y seguía dándole a x1…x1…x1… convencida de que el resultado no podía ser 7, creedme si os digo que me quedé a cuadros).




¿Qué le estamos enseñando a los que vienen detrás de nosotros? Estamos creando unos esclavos de la tecnología, unas amebas más preocupadas en que Paula Echevarría copie el estilismo de otras blogger (que francamente, eso se veía a la legua) que de ser feliz y forjarse un futuro mejor. 

Y es que lo están consiguiendo, entre los recortes, la televisión basura y la desgana de algunos padres (antes tenía la fuerte convicción de que las madres existían única y exclusivamente para dar órdenes a diestro y siniestro, ahora creo firmemente que los hijos existen para exigir a los padres), la población nos estamos convirtiendo en un rebaño de ovejas, y lo peor es que el pastor es un lobo.

Señores, el mundo cambia todos los días, espero que cambie a mejor en el siguiente turno, que ya es hora. Yo intentaré poner mi granito de arena y seguir hacia adelante, utilizando la tecnología sin que ella me utilice a mí.

Nadie debería tener tanto poder. 
Porque, ¡a Dios pongo por testigo de que la próxima vez que se caiga el WHATSAPP tendré el LINE preparado!
Qué peliculera que soy... madre mía.
Y para terminar:



jueves, 20 de febrero de 2014

¿La belleza está en el interior?


El otro día estaba hablando con unos amigos sobre las películas Disney y un amigo dijo: “pues a mí Blancanieves me parece una historia oscura” y entonces empecé a pensar en ellas, sobre sus historias, sobre su trasfondo y desde entonces sólo puedo pensar una cosa: ¿en qué estaba pensando el señor Walt Disney?


Que conste que decir que soy una gran fan de estas películas es quedarme corta, soy de su época más productiva, pero hay cosas que no llego a entender.


El momento del flechazo.
Por ejemplo, mi muy querida la Señorita Cenicienta, una película muy bonita, con un final precioso. Pero, quitando que si yo fuera ella le metía una denuncia a la Madrastra, por temas de herencia, que las levantaba en peso a ella y a las culonas de sus hijas, tampoco puedo entender que se diga que Cenicienta trabajaba mucho, porque allí los más esclavos son los “pobres ratones modistas” que hacen de todo, esto es una cadena: “mi madrastra manda sobre mis hermanastras, mis hermanastras sobre mí, yo mando sobre los ratones, todos mandan aquí”, menos los pobres ratones (vamos, lo típico de ser el hermano pequeño de la casa). Y además, la historia es que cuando llega la Ada madrina, la pone monísima de la muerte, se va al castillo, conoce al príncipe, tiene un baile (un flechazo monumental, porque ni hablan en la peli) y ya está, casada. Que yo no digo que no, pero ¿hay algo más denigrante que se haga un baile para casar a una persona? Vamos, lo pones entre la espada y la pared, es que no le da tiempo a tomarse un café con la chica… “¡Mira, esa es guapa! ¡Me caso!” Porque encima no me fastidies, si volvió a casa a las 00:00, es que la tipa de Cenicienta es rápida en cazar hombres, que era la primera vez que “trasnochaba”, que yo salgo de fiesta y a esa hora estoy saliendo de casa.

Pero que coste que yo quiero mucho a Cenicienta, que a mí cuando me mandan a hacer bastantes cosas a la vez, sea donde sea, voy cantando para mí: “Cenicienta, Cenicienta, pronto pronto Cenicienta…”.



Después pensé en la Sirenia, esa chica que tiene el don de llevar el pelo, ya sea en el mar o fuera de él, perfecto. Yo he pensado peinármelo con un tenedor a ver si tengo suerte…



A mi querida amiga le pasa lo típico de cada mujer: si son morenas, quieren ser rubias, si son bajas quieren ser altas, las altas se mueren por ser bajas y las pelirrojas... bueno, las pelirrojas quieren ser pelirrojas. Lo que pasa que ella lo lleva al extremo más heavy, la chica tiene cola y quiere piernas (que luego, su hija tiene piernas y quiere cola en La Sirenita 2, sí, es que es culo de mal asiento). Y no solamente eso, si no que le da igual dejar todo su mundo por un chico, pero vamos a ver…conoces a un tío con el que no hablas, porque encima eres muda ¿y lo dejas todo por él? Por muy macizo que esté el chico…¿en qué estabas pensando? Yo, francamente, creo que dijo, “yo quiero independizarme, este tipo me encuentra mona, viene con casa incluida, yo me caso y a disfrutar de la vida”. Si es así como pensó, le hago la ola, un aplauso para la señorita. Aunque tampoco entiendo al padre, que es superprotector durante toda la película y le pone un vestido al final con una abertura en la pierna que le llegaba casi a la cintura, que eso un padre no lo hace, un padre de verdad te pone un jersey de cuello cisne que te tape hasta la barbilla. Eso no hay quien se lo trague.
Cómo te vestiría tu padre vs cómo la viste el padre de la sirenita.

Pero para mí, la princesa que se lleva la palma es Blancanieves, una chica que es guapa (como todas las demás chicas ya citadas), pero la más pánfila de todas. Siempre se libra de todo por su belleza. Vamos a ver, a mí desde pequeñita, mi madre me decía: “hija mía, como cojas algo que te dé un extraño, te doy un sopapo que (y aquí venía la amenaza)”. Si yo aprendí eso bien pequeña, a una mujer hecha y derecha como Blancanieves, ¿cómo se le ocurre coger una fruta de una extraña, sabiendo que la quieren matar? Eso ya no es ser confiada… eso es jugar a otro nivel. Y luego lo mismo, un beso, el príncipe se la lleva y ala, a vivir del cuento.


Y mira que soy de esa clase de personas que cuando pilla un atasco en la autovía y veo el atardecer, si es anaranjado, sólo se me vienen unas palabras a la mente:


Nants ingonyama bagithi baba
Sithi uhm ingonyama
Nants ingonyama bagithi baba
Sithi uhm ingonyama
Siyo nqoba
Ingonyama nengw' enamabala...

Desde el día que al mundo llegamos
Y nos ciega el brillo del sol
Hay más que mirar donde otros solo ven,
Más que alcanzar, en lugar de soñar….





Sí, todavía hay esperanza.
Es curioso como ahora me doy cuenta de lo machistas que son todos esos cuentos. En todos ellos la chica espera que el chico le resuelva la vida y vivir de él. Eso sí, en un gran castillo. No hay sueños de superación por ellas, ninguna dice: “mira que mona soy, sí, pero además de eso quiero ser culta y poder ser autosuficiente”. Dichos cuentos, para mí se han quedado totalmente desfasados en la sociedad en la que vivimos. Aunque es cierto que con Brave empieza a cambiar eso (una chica con unos pelos de loca mirando por su familia y encima que no quiere casarse, ¡bien!). Menos mal que en la realidad, las parejas se dan un buen tiempo para conocerse. Las mujeres dejan de ser simples fachadas para cultivar el interior y ser unas personas sensatas, inteligentes, cultas, con las que puedes tener más de una conversación en un baile, trabajadoras, independientes, cariñosas, atractivas en toda la plenitud de la palabra, tal vez no tengan un príncipe a su lado, pero tal vez tengan a alguien que las comprenda y apoye (y créanme, eso es mucho).

Seguramente, si una persona cercana te definiera, tal vez su primera palabra no sería bella, pero seguro que dicha palabra es más profunda que la belleza estética. Porque es cierto lo que Disney dice: "la belleza está en el interior", aunque ellos no cumplan con el ejemplo.

Así que señor@s, para mí las verdaderas princesas son esas madres, amigas, compañeras, Arquitectas, Doctoras, Abogadas, Psicólogas, Periodistas, Maestras etc que nos hacen que éste mundo sea mejor de lo que es. Para todas esas mujeres: “Hurraaaaaaaa, sois las mejores”.


PD: Encontrad las siete diferencias.



domingo, 16 de febrero de 2014

El pasado puede doler, pero tal como yo lo veo, puedes huir de él o... aprender.


Desde que vivo en mi Manderley la vida no me ha resultado muy fácil, al contrario, una auténtica pesadilla. Las desgracias en la vida vienen sin avisar, te dan un gran golpe y allí te quedas, medio destrozada. Yo a las desgracias las comparo con las ondas en un estanque, conforme se alejan o pasa el tiempo son más grandes y flojas, pero continúan. Yo todavía tengo, desde hace meses, una onda expansiva muy cercana a dónde el agua fue golpeada, en mi caso, en pleno corazón. Sé que conforme la gente está más cerca de mí las ondas le influyen de una manera más fuerte, por lo cual intento que no se me note el dolor, sonrío, cuento chistes, amparo a los míos, los mimo…

Pero de todas las cosas se aprenden, en eso siempre me acuerdo del Rey León y de Rafiki: “el pasado puede doler, pero tal como yo lo veo, puedes huir de él o aprender” (cito esto sin tener que ver la peli, qué cosas de la vida, la tengo grabada a fuego en la mente). Y, como soy muy peleona, pues me toca seguir adelante.


Ains... qué haría yo sin éste mono.

La gente se sorprende, me dice: “¡jolines, pues estás muy bien!” y eso para mí es un alago. No me gusta hacerme la víctima, tengo mala cara, pues colorete, pintalabios, rímel y a la calle. A seguir luchando.

Un día estaba fatal con mis problemas y fui a hacer la compra. Ese día comprendí una cosa, estando yo en plena calle, muy bulliciosa, paré en seco y miré a las personas que pasaban a mí alrededor. La gente mayor nos dice que vamos a lo nuestro, que ya no nos preocupamos por nada más, y que eso es malo, pero ese día lo comprendí, miré en torno a mí y… ¿sabéis lo que vi? Pues espero no sorprenderos, pero vi a gente con problemas: gente que pasaba despreocupada sí, pero esos eran los menos. Gente que, si observabas, podías intuir que tenían problemas con su hijo adolescente, con que este mes el recibo de la luz ha sido muy alto, la hipoteca, las peleas con mamá, la abuela y sus problemas de salud, que si mi hijo deja la carrera a medio… y entonces comprendí una cosa, para mí mis problemas son los más importantes del mundo porque son los míos y no conozco otros, pero para esas personas los suyos eran los problemas más importantes y difíciles. Esa frase de “no lo entiendes hasta que lo pasas” cobraba un sentido más fuerte sobre mí y decidí una cosa: tengo que dejar pasar el tiempo y seguir adelante para que la onda expansiva me toque menos. Desde entonces, esa es mi filosofía de vida.

Y cuando alguien me dice: “qué valiente, no sé cómo sigues adelante” ¿sabéis lo que les respondo?: “es que no tengo otro camino”.


Hay un proverbio árabe de dice: “si tiene solución, no te preocupes. Y si no lo tiene, ¿para qué te vas a preocupar?” Qué gran razón.



martes, 11 de febrero de 2014

Cambiando a Rebecca por Martina.


El día 30 de enero es Santa Martina y, un personajillo muy importante para mí tiene ese nombre.

Al estar viviendo en Manderley, todos sabéis lo caras que son las figurillas de este hogar, tanto que hasta me da miedo cuando rompo una y la escondo dentro del cajón del escritorio.

Quería regalarle algo especial, algo que sólo ella tuviese, por lo tanto, me costaba tener que hacérselo yo.

Desde pequeñita me han gustado muchísimo las bolas de nieve, me encantan, de hecho tengo varias en Manderley de las ciudades a las que viajado.

Así que pensé que, ya que Martina es una enana que está a punto de cumplir dos años, era un buen regalo hacerle unas bolas de nieve con las letras de su nombre, en colores llamativos, dentro de ellas.

De modo que me puse manos a la obra y en dos noches lo terminé. Eso sí, si hubiera podido elegir el nombre de ésta enana, le hubiera puesto Ana, que con tres bolas de nieve basta.

Y... voilà! ésto es lo que salió.



Pero, como soy un poco desastre, no hice fotos del proceso. Por suerte, tengo una amiga muy, muy caprichosa que me pidió que le hiciera una y allí sí tomé fotos.

Para Martina utilicé varios tarros de los potitos de frutas que había utilizado... pero para Maria José quería hacerlo un poco más maduro... ya que ella ya es mayorcita.

Al principio, con Martina, pensé en ponerle figuritas, pero no me gustaron ninguna de las que vi, así que decidí ponerle su nombre. Para ello necesitaba un material que fuera impermeable, ya que como iba a estar en contacto con el agua era impensable utilizar un material que no lo fuera, y me recomendaron que utilizara Fimo, lo cual me fue muy bien ya que quería hacer una base para éstas bolas y de esa manera se viera bien las letras. Con el fimo, que es un material que se endurece al hornearlas me recomendaron una bandeja de cristal en la que poner el fimo. Así que corrí al ikea y compré lo necesario. Una bandeja de cristal y una tabla para cortar encima de ella y no estropear nada. Y para Maria José, tuve que correr de nuevo y comprar esos tarros que me enamoraron nada más verlos y me parecieron muy actos para tal proceso.
La bandeja y la tabla que utilicé
El fimo con los colores que más me gustaron (éstos los utilicé para Maria José, en casa tenía más colores que había comprado para Martina).
Como soy un poco manazas decidí utilizar los cortadores de repostería para fondant, para hacer las figuritas con las que iba a decorar (eso sí, luego lavar muy bien con lejía). Como no tenía un cortador que me permitiera hacer las letras gorditas, ya que me daba miedo que se rompieran, utilicé unos que tenía, se marcaban las letras y luego las cortaba con un cuter.

Y ya es hecharle  imaginación... yo horneé antes las letras para que se quedaran duras para después decorar más tranquila.

Algunas herramientas que utilicé
otra perspectiva

Luego, cuando se haya enfriado todo, lo llenamos de agua y purpurina, le damos la vuelta y ¡¡¡hemos terminado!!! Puede ser que se quede la purpurina pegada a las letras, pero no os preocupéis, lo que tenéis que hacer es agitar las bolas y se soltará.

Las figuras ya terminadas para hecharle agua y purpulina.

Las bolas ya terminadas con la parte de abajo decorada