miércoles, 10 de septiembre de 2014

La hora donde el fuego quema la verdad

Hola señor@s:

¿Sabéis ésa sensación de que os falta algo una noche?. Éso es exactamente lo que me pasa hoy. 

Veréis, hoy, estoy recordando. Cuando era pequeña, Rebecca hizo un juego, un juego que se llamaba como el título de éste post pero que reducíamos a "la hora del fuego" y señores míos ésto viene muy bien para parejas o para madres/ padres que quieran tener una relación más estrecha con sus hijos.


El juego consistía que, ha partir de una hora de la madrugada, (nosotras elegíamos la 1:00) se podía hablar de todo, de cualquier cosa que te pasa por la cabeza, de ésos temas tabúes que no sabes cómo contar o te da miedo contar y aquí viene lo bueno, cuando acaba el fuego, se olvidaba todo lo que se había contado y ahí, entre la oscuridad, quedaba guardado el secreto hasta otra hora del fuego.

Es curioso como, sabiendo que algo no te lo pueden echar a la cara en cualquier momento, hace que te sientes más libre y puedas hablar con toda tranquilidad al respecto. Lógicamente, éste juego no se puede hacer con cualquiera, sólo con alguien con el que tengas muchísima confianza y no pueda romper las normas, si no, mal juego.

Y hoy, a pesar de que ya no tengo a mi Rebecca, hoy, a las 3:19 de la madrugada de un martes, hoy, mentalmente, estoy contándole todo a mi Rebecca.

Porque, como ya dije en otro post anterior, mi Rebecca era querida por muchas personas, incluso por mí. No sé cuándo leeréis ésto, ¿será por mañana? ¿de noche? Pero lo que yo sí sé es una cosa, hoy he querido guardar un instante de ése fuego para vosotros, guardar ése momento cálido frente a la chimenea, disfrutando de la oscuridad alrededor, sólo iluminada por un movimiento sinuoso de una vela. 

jueves, 21 de agosto de 2014

La realidad de Bella.

Definitivamente ya no me fío ni de mí misma.

Veréis, iba yo a comprar un cargador portátil para mi móvil.
Sí, porque la vida es así de injusta, porque ya no duran los móviles "ná de ná". Porque tienen aplicaciones para todo, sí, pero lo que les falta es batería, se gasta muy rápido, y que conste, mi móvil no tiene mucho tiempo, es un bebé el tío. Entonces luego ocurre lo inevitable, que vas, como en mi caso, con un cargador en el coche, un cargador en casa, un cargador en el bolso, un cargador en la oficina (No sé cuántos cargadores tengo, por Dios).


Bienvenido a mi maravilloso mundo de los cargadores.

Bueno, volviendo al tema, que fui a comprarme un cargador portátil y ocurrió la gran tragedia de mi vida, sí, de esas que te destruyen el alma (bueno, no tanto, es que hoy estoy muy trágica), vi dos que me gustaban.

No sé si alguna vez lo he dicho, pero en ocasiones, veo muertos... que noooo lo que ocurre es que en ocasiones creo que mis pensamientos van más rápidos que la velocidad de la luz, llegando hasta el infinito y más allá.

La verdad es que uno era muy muy bonito y el otro era feo, sí, feo con ganas, pero era mejor. Para más inri, tenían los dos el mismo precio. Y aquí estuvo el gran dilema de mi vida, en plan...¿cuál de ellos me llevo? ¿ El feo, pero feo, aunque bueno... o... el bonito, con un tacto increíble y más malo? Y entonces empezó la gran decisión que decidiría mi futuro: yo era un pequeño saltamontes con dos caminos y debía recorrer uno de los dos. A mi izquierda, un camino seguro, firme pero gris, a mi derecha un camino más largo, más pedregoso, pero con florecillas. Yo, que ante todo soy buena hija, pensé en mi madre y sus palabras, "hija mía, lo bonito está en el interior" y por lo tanto, viajé a mi niñez, yo, una pequeñaja viendo totalmente abstraída la película de la Bella y la Bestia... en el momento en que la taza canta la canción y ellos bailan en el gran salón... Bella, con un precioso vestido dorado y él, bueno, él también iba vestido.


Y dije: "venga, el feo". Mi acompañante en tal aventura respiró aliviado ("al fin" pensó él), muestra inequívoca que señala lo poco que me conoce.

Y allí con paso firme fui a la caja, creyendo que estaba totalmente decidida... pero no, paro, me doy la vuelta, vuelvo, y cojo el otro, voy a la caja con paso firme y de repente hago la misma jugada, y otra vez la misma historia. Nerviosa, me he dado cuenta de que ya estaba perdida, sí, porque me llevara el que me llevara me iba a culpar, así que he vuelto, he cogido los dos y me he ido a la caja, alegre por tal decisión, "bien jugado" me decía para mis adentros. Pero de repente pensé... "¿estás loca o qué? Decide, coge uno y vete, ¿que vas a comprar dos? Que sólo te hace falta uno", (bueno, la verdad es que ya llevaba tres, es que ví otro cargador de coche que me venía bien y lo cogí entre tanto trayecto). Y de repente, me quedé parada, uno en la mano derecha, otro en la izquierda, yo para mis adentros: elige, el camino rocoso, las florecillas del otro, la película de Disney, uno en la mano derecha, otro en la izquierda, la Bella, mi madre, uno en la izquierda, otro en la derecha.... y de repente mi acompañante me toca la cabeza, yo, absorta, lo miro y el dice: "Anda, llévate el bonito". En su voz se notaba la desesperación de una larga hora de espera ante una decisión tan pequeña en comparación con los verdaderos problemas del mundo... y sí, me llevé el bonito.

Éste es el culpable de mis indecisiones y el ganador

Y así me vine, reflexionando sobre mi vida, de cómo yo sentía que era una mujer profunda y demostraba ser una hipócrita, machacándome a mí misma, y de repente toda la película de Disney pasó ante mis ojos mientras yo iba de copiloto dirección a Manderley. Entonces me dije...un momento.

Prueba A: Primer beso de la pareja

Veréis, Bella no besa a la Bestia hasta que se transforma...¿Casualidad o estrategia de mujer?




Porque no nos lo vamos a negar, al final Bella se queda en un gran castillo cuyo dueño es su pareja, con criados, con un guaperas de 1,80 por lo menos, rubio, ojos azules y cuadrado. ¿Por qué no lo besó cuando tenía tanto pelo? ¿eh? ¿Por qué no lo hizo?.


Y también pensé en mi madre, la mujer que me compraba las mismas zapatillas de deporte tooooodos los años, Dios, como odio desde entonces los                J´hayber, que yo no sé cómo serán ahora, ya que mi ignorancia a tal tema es fruto del odio extremo que les cogí en su época, que yo no digo que sean malos, que eran buenos, mira que les hacía de todo a ver si se rompían y nada, allí seguían intactos, riéndose de mí por no conseguir mi cometido (anda y que les piiiiiiiiii). Y ya, para colmo, todos los años el mismo diseño comprado en septiembre para el nuevo curso escolar. Mientras, ella se compraba, según decía, "lo que le sentaba bien". Y sí, para quien se lo pregunte, yo iba hecha un cristo hasta que pude ganar dinero para comprarme lo que me gusta.


Así que, mientras subía las escaleras de Manderley, me solté el pelo en plan femme fatale, moví el culo sinuosamente y pensé... "Bella, que te den".



P.D.: Sé que ésta última reflexión puede ser una manera de auto-engañarme por la compra realizada, pero, francamente querid@, me importa un bledo.



jueves, 7 de agosto de 2014

Mi jarrón desigual DIY

Hola visitantes:

Desde que vivo en Manderlay, he de decir que quiero cambiar muchísimo la decoración. Yo soy una persona que estoy muy interesada en todo lo referente a tal tema y me encanta
hacer cosillas.

Ésta idea que quiero dar hoy es en realidad un pequeño ejemplo de todas las cosas que se pueden hacer con un poco de imaginación, con poco dinero y una tarde sin mucho que hacer.

Os cuento como surgieron las cosas. La verdad es que necesitaba un jarrón para un rincón de una habitación y busqué por varias tiendas, pero, sinceramente, todo lo que veía o me parecía muy caro o no me terminaba de convencer, así que, como es habitual en mí, me puse en plan Scarlett O´Hara y pensé, a Dios pongo por testigo, que tendré un jarrón que me guste.

Taráaaaaa taraaaaaa..... (sí, soy muy peliculera, lo sé, mi madre me hizo así).
Para ello me fui a casa pensando qué podía hacer, ya tenía decido que decoraría yo el jarrón.

Así que me fui a una mercería cercana y compré los botones sueltos que me gustaron para éste trabajo (a un precio simbólico decía la dependienta, francamente, a mí no me pareció tan simbólico). Compré de todas las formas y tonalidades distintas del mismo color. También compré un jarrón muy sencillo de cristal en otra tienda y me fui a casa.



Lo único que tuve que hacer es enchufar mi pistola de silicona y limpiar con alcohol el jarrón.

Una vez ya habia preparado todo, fui pegando los botones a mi parecer y... voilà, mi jarrón ya estaba terminado.


Deciros que me encantó mi jarrón "desigual"  por éso estaba deseando contároslo, creo que es una buena técnica y que queda muy resultón, puede valer para decorar el cuenco para dejar las llaves o en cajitas... yo, desde ya os digo, que esperé un par de meses para escribir éste post para ver si los botones perduraban en su lugar, y por ahora es así y no creo que se caigan.


Os animo de verdad a probarlo porque..... Funciona!!!!



P.D.: Quiero agradecer todas las visitas que tengo al cabo del día, muchísimas gracias, y para vosotr@s:



sábado, 31 de mayo de 2014

Mi Rebecca

Hoy, hace un año exactamente que perdí a mi Rebecca. 



A ésa persona que sabía estar, a ésa persona que era querida por todos, a ésa persona adorada. Pero no os equivoquéis, yo a mi Rebecca también la adoraba... bueno, la adoraba, la quería y ahora, la añoro. La añoro un montón, ése momento de perderla fue horrible y por supuesto, hoy, como todos los días, la tengo en mi memoria.

Hay cosas sorprendentes pero ciertas, al poco tiempo de perder a mi Rebecca, salió a la luz ésta canción de A Great Big World con una colaboración de Christina Aguilera y hoy os  la quiero poner, y quien esté interesado, por favor escucharla y hacerle un pequeño homenaje a mi Rebecca. 

Ésta canción explica exactamente lo que pensé cuando tenía al cuerpo de quien ya no era Rebecca en mis brazos, lo que yo quería decirle y lo que ya no pude decirle. Yo no estaba enamorada de Rebecca como pareja, pero sí que la amaba con un amor de los más puros y sinceros que hay.


Gracias de antemano y, Rebecca: te quiero y te hecho un montón de menos.

domingo, 9 de marzo de 2014

DIY de una pulsera digna de joyería

El otro día, en un centro comercial, vi una pulsera preciosa en un escaparate de una joyería. Inducida por una necesidad imperiosa, entré a la tienda, como abeja es llamada al néctar. Me dije a mí misma: “quiero eso”, pero cuando me dijeron el precio se me salieron los ojos de las orbitas. 


Hay un montón de cosas que se pueden hacer con las manos (guiño, guiño) y se encuentran en joyerías a un precio bastante elevado, así que me vine en el coche dándole vueltas a la cabeza y planeando algo… y aquí os presento una de las cosas que estuve pensando. Lógicamente, una persona sin experiencia como yo no hizo un proyecto inicial muy complicado…pero a mí me gusta mucho, además de que me viene bien, ya que yo soy una histérica y no puedo estar sentada más de media hora en el sofá, así que la historia con la aguja hizo que me quedara tranquilita en él.

Y decir que es súper fácil es decir poco, es más que eso, si lo digo yo, que soy una negada para las manualidades, imaginad lo que se puede llegar a hacer: maravillas.

Para hacer ésta pulsera se necesita un cordón de cuero (yo utilicé uno de 75 centímetros) y unas bolas, éstas son de 8 mm de diámetro, pero yo ahora las cogería más pequeñas (sobre todo porque me molestan un montón las pulseras al escribir, está un poquito, pero mejoraría eso) , un cierre, yo elegí uno con un imán (tengo una pulsera de uno de 50 que tengo que pedir ayuda para cerrarla, y ni con esas), un hilo que se asemeje en color al cordón de cuero, pegamento para el cierre y una aguja. Y ya está, súper sencillo todo.

Sólo tienes que ir cosiendo poco a poco las bolitas, yo lo hice como en la foto, haciendo lazadas entre cada lado de la tira de cuero, es algo pesado sí, pero viendo la tele en tus ratos libres seguro que puedes. Una vez están todas, pones el cierre y terminado.




Sé que no me he explayado con mi resumen de cómo se hace la pulsera, pero es que es así de fácil.

Mira qué mona que voy.

Espero que os guste y os animéis, que la verdad es que ir con algo que has hecho tú y encima que te gusta, te hace sentir una Superwoman y eso siempre es bien recibido.


jueves, 27 de febrero de 2014

¿Qué pasaría si juntáramos a las princesas y WhatsApp?



Sólo saludaros y dejaros la fusión de mis dos últimos posts.
¿Qué ocurriria si una princesa Disney se hiciera WhatsApp?




miércoles, 26 de febrero de 2014

Whatsapp se cae y el mundo se desploma




El pasado sábado se cayó WHATSAPP y mi mundo se desplomó. 




No sabía qué hacer, probé durante los primeros cinco minutos desde que me di cuenta a mandar mensajes en plan:

             Maxim  19:25
             Maxím 19:25
    Probando… 19:26
uno, dos tres…19:26


Y de pronto me percaté, qué obsesión la mía y qué raro todo sin whatsapp… y en ese momento de desconcierto, recibí de una amiga algo que no había recibido en semanas: ¡Una llamada!

El mundo giraba muy rápido alrededor mío, no sabía exactamente dónde estaba, la vida parecía tener otro sentido…”pero, pero, pero… ¿esto qué es?

- ¿Si?... (Estaba nerviosa)

- Señora de Winter, no va el Whatsapp.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOO!!!!!!!!!!!!


Es curioso como el ser humano se acostumbra a algo tan fácilmente. Y la manera en que una aplicación cambia tantas cosas (yo he llegado a estar en mi casa y recibir un whatsapp con: “la comida está lista, vente a la cocina ya”).




Y en realidad no me hace tanta falta, te facilita la vida si, pero no es tan necesario como nos creemos. Y eso me hace pensar en tantas cosas que tenemos y que en realidad no necesitamos, cosas que decimos: “sin esto no puedo vivir”. Señores míos, somos yonkies de lo prescindible. De tantas y tantas cosas: consolas (bueno, consoladores sí), móviles “ultramegasónicos” de pantallas descomunales (hemos dejado de llevar ladrillos a llevar azulejos), televisores en todas las habitaciones (he visto casas con televisores hasta en el cuarto de baño), blurays, home cinemas, taitantos canales que repiten siempre la misma programación (porque pertenecen a las tres mismas cadenas), que yo he empezado a ver una peli un domingo noche y la he terminado de ver un jueves tarde en otro canal, y tantas y tantas cosas…



¿Y nuestra juventud? Yo he vivido la época en que nos pasábamos notas en las clases, ahora se mandan whatsapp, veo a los niños con los móviles enganchados intercomunicándose entre ellos sentados en el mismo banco. Chicos que utilizan la calculadora para calcular 2x3 (una vez vi a una chica multiplicar 7x1 y seguía dándole a x1…x1…x1… convencida de que el resultado no podía ser 7, creedme si os digo que me quedé a cuadros).




¿Qué le estamos enseñando a los que vienen detrás de nosotros? Estamos creando unos esclavos de la tecnología, unas amebas más preocupadas en que Paula Echevarría copie el estilismo de otras blogger (que francamente, eso se veía a la legua) que de ser feliz y forjarse un futuro mejor. 

Y es que lo están consiguiendo, entre los recortes, la televisión basura y la desgana de algunos padres (antes tenía la fuerte convicción de que las madres existían única y exclusivamente para dar órdenes a diestro y siniestro, ahora creo firmemente que los hijos existen para exigir a los padres), la población nos estamos convirtiendo en un rebaño de ovejas, y lo peor es que el pastor es un lobo.

Señores, el mundo cambia todos los días, espero que cambie a mejor en el siguiente turno, que ya es hora. Yo intentaré poner mi granito de arena y seguir hacia adelante, utilizando la tecnología sin que ella me utilice a mí.

Nadie debería tener tanto poder. 
Porque, ¡a Dios pongo por testigo de que la próxima vez que se caiga el WHATSAPP tendré el LINE preparado!
Qué peliculera que soy... madre mía.
Y para terminar:



jueves, 20 de febrero de 2014

¿La belleza está en el interior?


El otro día estaba hablando con unos amigos sobre las películas Disney y un amigo dijo: “pues a mí Blancanieves me parece una historia oscura” y entonces empecé a pensar en ellas, sobre sus historias, sobre su trasfondo y desde entonces sólo puedo pensar una cosa: ¿en qué estaba pensando el señor Walt Disney?


Que conste que decir que soy una gran fan de estas películas es quedarme corta, soy de su época más productiva, pero hay cosas que no llego a entender.


El momento del flechazo.
Por ejemplo, mi muy querida la Señorita Cenicienta, una película muy bonita, con un final precioso. Pero, quitando que si yo fuera ella le metía una denuncia a la Madrastra, por temas de herencia, que las levantaba en peso a ella y a las culonas de sus hijas, tampoco puedo entender que se diga que Cenicienta trabajaba mucho, porque allí los más esclavos son los “pobres ratones modistas” que hacen de todo, esto es una cadena: “mi madrastra manda sobre mis hermanastras, mis hermanastras sobre mí, yo mando sobre los ratones, todos mandan aquí”, menos los pobres ratones (vamos, lo típico de ser el hermano pequeño de la casa). Y además, la historia es que cuando llega la Ada madrina, la pone monísima de la muerte, se va al castillo, conoce al príncipe, tiene un baile (un flechazo monumental, porque ni hablan en la peli) y ya está, casada. Que yo no digo que no, pero ¿hay algo más denigrante que se haga un baile para casar a una persona? Vamos, lo pones entre la espada y la pared, es que no le da tiempo a tomarse un café con la chica… “¡Mira, esa es guapa! ¡Me caso!” Porque encima no me fastidies, si volvió a casa a las 00:00, es que la tipa de Cenicienta es rápida en cazar hombres, que era la primera vez que “trasnochaba”, que yo salgo de fiesta y a esa hora estoy saliendo de casa.

Pero que coste que yo quiero mucho a Cenicienta, que a mí cuando me mandan a hacer bastantes cosas a la vez, sea donde sea, voy cantando para mí: “Cenicienta, Cenicienta, pronto pronto Cenicienta…”.



Después pensé en la Sirenia, esa chica que tiene el don de llevar el pelo, ya sea en el mar o fuera de él, perfecto. Yo he pensado peinármelo con un tenedor a ver si tengo suerte…



A mi querida amiga le pasa lo típico de cada mujer: si son morenas, quieren ser rubias, si son bajas quieren ser altas, las altas se mueren por ser bajas y las pelirrojas... bueno, las pelirrojas quieren ser pelirrojas. Lo que pasa que ella lo lleva al extremo más heavy, la chica tiene cola y quiere piernas (que luego, su hija tiene piernas y quiere cola en La Sirenita 2, sí, es que es culo de mal asiento). Y no solamente eso, si no que le da igual dejar todo su mundo por un chico, pero vamos a ver…conoces a un tío con el que no hablas, porque encima eres muda ¿y lo dejas todo por él? Por muy macizo que esté el chico…¿en qué estabas pensando? Yo, francamente, creo que dijo, “yo quiero independizarme, este tipo me encuentra mona, viene con casa incluida, yo me caso y a disfrutar de la vida”. Si es así como pensó, le hago la ola, un aplauso para la señorita. Aunque tampoco entiendo al padre, que es superprotector durante toda la película y le pone un vestido al final con una abertura en la pierna que le llegaba casi a la cintura, que eso un padre no lo hace, un padre de verdad te pone un jersey de cuello cisne que te tape hasta la barbilla. Eso no hay quien se lo trague.
Cómo te vestiría tu padre vs cómo la viste el padre de la sirenita.

Pero para mí, la princesa que se lleva la palma es Blancanieves, una chica que es guapa (como todas las demás chicas ya citadas), pero la más pánfila de todas. Siempre se libra de todo por su belleza. Vamos a ver, a mí desde pequeñita, mi madre me decía: “hija mía, como cojas algo que te dé un extraño, te doy un sopapo que (y aquí venía la amenaza)”. Si yo aprendí eso bien pequeña, a una mujer hecha y derecha como Blancanieves, ¿cómo se le ocurre coger una fruta de una extraña, sabiendo que la quieren matar? Eso ya no es ser confiada… eso es jugar a otro nivel. Y luego lo mismo, un beso, el príncipe se la lleva y ala, a vivir del cuento.


Y mira que soy de esa clase de personas que cuando pilla un atasco en la autovía y veo el atardecer, si es anaranjado, sólo se me vienen unas palabras a la mente:


Nants ingonyama bagithi baba
Sithi uhm ingonyama
Nants ingonyama bagithi baba
Sithi uhm ingonyama
Siyo nqoba
Ingonyama nengw' enamabala...

Desde el día que al mundo llegamos
Y nos ciega el brillo del sol
Hay más que mirar donde otros solo ven,
Más que alcanzar, en lugar de soñar….





Sí, todavía hay esperanza.
Es curioso como ahora me doy cuenta de lo machistas que son todos esos cuentos. En todos ellos la chica espera que el chico le resuelva la vida y vivir de él. Eso sí, en un gran castillo. No hay sueños de superación por ellas, ninguna dice: “mira que mona soy, sí, pero además de eso quiero ser culta y poder ser autosuficiente”. Dichos cuentos, para mí se han quedado totalmente desfasados en la sociedad en la que vivimos. Aunque es cierto que con Brave empieza a cambiar eso (una chica con unos pelos de loca mirando por su familia y encima que no quiere casarse, ¡bien!). Menos mal que en la realidad, las parejas se dan un buen tiempo para conocerse. Las mujeres dejan de ser simples fachadas para cultivar el interior y ser unas personas sensatas, inteligentes, cultas, con las que puedes tener más de una conversación en un baile, trabajadoras, independientes, cariñosas, atractivas en toda la plenitud de la palabra, tal vez no tengan un príncipe a su lado, pero tal vez tengan a alguien que las comprenda y apoye (y créanme, eso es mucho).

Seguramente, si una persona cercana te definiera, tal vez su primera palabra no sería bella, pero seguro que dicha palabra es más profunda que la belleza estética. Porque es cierto lo que Disney dice: "la belleza está en el interior", aunque ellos no cumplan con el ejemplo.

Así que señor@s, para mí las verdaderas princesas son esas madres, amigas, compañeras, Arquitectas, Doctoras, Abogadas, Psicólogas, Periodistas, Maestras etc que nos hacen que éste mundo sea mejor de lo que es. Para todas esas mujeres: “Hurraaaaaaaa, sois las mejores”.


PD: Encontrad las siete diferencias.



domingo, 16 de febrero de 2014

El pasado puede doler, pero tal como yo lo veo, puedes huir de él o... aprender.


Desde que vivo en mi Manderley la vida no me ha resultado muy fácil, al contrario, una auténtica pesadilla. Las desgracias en la vida vienen sin avisar, te dan un gran golpe y allí te quedas, medio destrozada. Yo a las desgracias las comparo con las ondas en un estanque, conforme se alejan o pasa el tiempo son más grandes y flojas, pero continúan. Yo todavía tengo, desde hace meses, una onda expansiva muy cercana a dónde el agua fue golpeada, en mi caso, en pleno corazón. Sé que conforme la gente está más cerca de mí las ondas le influyen de una manera más fuerte, por lo cual intento que no se me note el dolor, sonrío, cuento chistes, amparo a los míos, los mimo…

Pero de todas las cosas se aprenden, en eso siempre me acuerdo del Rey León y de Rafiki: “el pasado puede doler, pero tal como yo lo veo, puedes huir de él o aprender” (cito esto sin tener que ver la peli, qué cosas de la vida, la tengo grabada a fuego en la mente). Y, como soy muy peleona, pues me toca seguir adelante.


Ains... qué haría yo sin éste mono.

La gente se sorprende, me dice: “¡jolines, pues estás muy bien!” y eso para mí es un alago. No me gusta hacerme la víctima, tengo mala cara, pues colorete, pintalabios, rímel y a la calle. A seguir luchando.

Un día estaba fatal con mis problemas y fui a hacer la compra. Ese día comprendí una cosa, estando yo en plena calle, muy bulliciosa, paré en seco y miré a las personas que pasaban a mí alrededor. La gente mayor nos dice que vamos a lo nuestro, que ya no nos preocupamos por nada más, y que eso es malo, pero ese día lo comprendí, miré en torno a mí y… ¿sabéis lo que vi? Pues espero no sorprenderos, pero vi a gente con problemas: gente que pasaba despreocupada sí, pero esos eran los menos. Gente que, si observabas, podías intuir que tenían problemas con su hijo adolescente, con que este mes el recibo de la luz ha sido muy alto, la hipoteca, las peleas con mamá, la abuela y sus problemas de salud, que si mi hijo deja la carrera a medio… y entonces comprendí una cosa, para mí mis problemas son los más importantes del mundo porque son los míos y no conozco otros, pero para esas personas los suyos eran los problemas más importantes y difíciles. Esa frase de “no lo entiendes hasta que lo pasas” cobraba un sentido más fuerte sobre mí y decidí una cosa: tengo que dejar pasar el tiempo y seguir adelante para que la onda expansiva me toque menos. Desde entonces, esa es mi filosofía de vida.

Y cuando alguien me dice: “qué valiente, no sé cómo sigues adelante” ¿sabéis lo que les respondo?: “es que no tengo otro camino”.


Hay un proverbio árabe de dice: “si tiene solución, no te preocupes. Y si no lo tiene, ¿para qué te vas a preocupar?” Qué gran razón.



martes, 11 de febrero de 2014

Cambiando a Rebecca por Martina.


El día 30 de enero es Santa Martina y, un personajillo muy importante para mí tiene ese nombre.

Al estar viviendo en Manderley, todos sabéis lo caras que son las figurillas de este hogar, tanto que hasta me da miedo cuando rompo una y la escondo dentro del cajón del escritorio.

Quería regalarle algo especial, algo que sólo ella tuviese, por lo tanto, me costaba tener que hacérselo yo.

Desde pequeñita me han gustado muchísimo las bolas de nieve, me encantan, de hecho tengo varias en Manderley de las ciudades a las que viajado.

Así que pensé que, ya que Martina es una enana que está a punto de cumplir dos años, era un buen regalo hacerle unas bolas de nieve con las letras de su nombre, en colores llamativos, dentro de ellas.

De modo que me puse manos a la obra y en dos noches lo terminé. Eso sí, si hubiera podido elegir el nombre de ésta enana, le hubiera puesto Ana, que con tres bolas de nieve basta.

Y... voilà! ésto es lo que salió.



Pero, como soy un poco desastre, no hice fotos del proceso. Por suerte, tengo una amiga muy, muy caprichosa que me pidió que le hiciera una y allí sí tomé fotos.

Para Martina utilicé varios tarros de los potitos de frutas que había utilizado... pero para Maria José quería hacerlo un poco más maduro... ya que ella ya es mayorcita.

Al principio, con Martina, pensé en ponerle figuritas, pero no me gustaron ninguna de las que vi, así que decidí ponerle su nombre. Para ello necesitaba un material que fuera impermeable, ya que como iba a estar en contacto con el agua era impensable utilizar un material que no lo fuera, y me recomendaron que utilizara Fimo, lo cual me fue muy bien ya que quería hacer una base para éstas bolas y de esa manera se viera bien las letras. Con el fimo, que es un material que se endurece al hornearlas me recomendaron una bandeja de cristal en la que poner el fimo. Así que corrí al ikea y compré lo necesario. Una bandeja de cristal y una tabla para cortar encima de ella y no estropear nada. Y para Maria José, tuve que correr de nuevo y comprar esos tarros que me enamoraron nada más verlos y me parecieron muy actos para tal proceso.
La bandeja y la tabla que utilicé
El fimo con los colores que más me gustaron (éstos los utilicé para Maria José, en casa tenía más colores que había comprado para Martina).
Como soy un poco manazas decidí utilizar los cortadores de repostería para fondant, para hacer las figuritas con las que iba a decorar (eso sí, luego lavar muy bien con lejía). Como no tenía un cortador que me permitiera hacer las letras gorditas, ya que me daba miedo que se rompieran, utilicé unos que tenía, se marcaban las letras y luego las cortaba con un cuter.

Y ya es hecharle  imaginación... yo horneé antes las letras para que se quedaran duras para después decorar más tranquila.

Algunas herramientas que utilicé
otra perspectiva

Luego, cuando se haya enfriado todo, lo llenamos de agua y purpurina, le damos la vuelta y ¡¡¡hemos terminado!!! Puede ser que se quede la purpurina pegada a las letras, pero no os preocupéis, lo que tenéis que hacer es agitar las bolas y se soltará.

Las figuras ya terminadas para hecharle agua y purpulina.

Las bolas ya terminadas con la parte de abajo decorada